Francisco Melivilu, profesor y abogado, fue el primer mapuche en ser electo diputado y representar "los intereses de la raza" en el Congreso Nacional. Y ello hace exactos cien años.
Quisiera hablarles en esta columna de un personaje histórico de nuestro pueblo y la región de la Araucanía que merece, en especial este año 2024, el mayor de los reconocimientos públicos. Me refiero a Francisco Melivilu Henríquez, el primer diputado mapuche de la historia y quien a comienzos del siglo XX representó los intereses de Temuco, Imperial y Llaima en el Congreso Nacional. Y también los intereses del pueblo mapuche como lo prueba su gran labor parlamentaria que abarcó tres períodos legislativos, desde 1924 a 1932. Melivilu fue el primero de una generación dorada de políticos mapuche que, por más de medio siglo, denunciaron atropellos y legislaron en defensa de su gente sureña. Hijos y nietos de destacados lonkos y caciques del siglo XIX, cuesta creer lo poco y nada que la sociedad chilena sabe de ellos. Sus historias, créanme, son dignas de una serie de Netflix.
Melivilu nació en Temuco el año 1882. Era hijo del agricultor mapuche Francisco Melivilu y María Henríquez, habitantes del territorio de Boroa al suroeste de Temuco. Realizó sus estudios primarios en Padre Las Casas y secundarios en el Liceo de Temuco, trasladándose más tarde a Santiago para ingresar a la Escuela de Artes y Oficios donde egresó en 1912 como electricista. Alumno brillante, no conforme con ello continuó sus estudios en el Instituto Pedagógico donde se tituló de profesor de matemáticas en 1916. Ese mismo año sería designado como profesor de la Escuela Industrial de Temuco, lugar en el cual se desempeñaría como profesor de matemáticas, castellano e historia de Chile, llegando a ejercer como director del establecimiento.
En Temuco destacó como profesor, pero también como miembro de la Sociedad Caupolicán Defensora de la Araucanía, la primera organización moderna del pueblo mapuche fundada en 1910. También fue un activo colaborador de los diarios Austral y La Mañana de Temuco, publicando artículos y cartas donde denunciaba con vehemencia el despojo de las tierras mapuche por parte de colonos extranjeros, industriales del trigo y sociedades colonizadoras privadas de turbios antecedentes. Era una situación crítica que lo impulsó a retomar estudios superiores, esta vez en la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile donde se tituló de abogado el año 1924.
Su cercanía con Artemio Gutiérrez, antiguo diputado y senador por Cautín del Partido Democrático y quien fue su apoderado en Santiago, lo llevó a vincularse a temprana edad con la política nacional. Allí pronto destacó y su prolífico quehacer lo llevaría a ser designado en el año 1920 secretario de la campaña electoral del candidato presidencial Arturo Alessandri Palma y secretario general de la Alianza Liberal en la Araucanía.
Un año más tarde Melivilu lideraría —apoyado por su mentor, el entonces diputado Gutiérrez— una campaña para liberar a los mapuche del pago de contribuciones municipales por sus tierras, idea que tendría una férrea oposición de los alcaldes de la región. A ellos fustigó duramente por la prensa: "¡Cuánta ignorancia o maldad! Si los alcaldes de las provincias sureñas no saben de dónde sacar fondos para atender los servicios municipales, dejen sus puestos a otros más aptos y no piensen en seguir explotando inicuamente a la noble raza madre. Con la sola valoración real de las casas y fundos de sus compadres tendrían fondos de sobra para atender las necesidades de sus municipios", escribió en el diario Austral.
Melivilu llegó a ser mandatato para gestionar, personalmente ante el Senado, el despacho de una ley que liberase a los mapuche de tales pagos. Su éxito fue rotundo: el 5 de septiembre de 1921 se promulgó la ley (N. 3.792) que eximía a los indígenas del pago de contribuciones y que además condonaba todas las deudas contraídas por ese motivo. Fue un logro que catapultó su figura: en las parlamentarias de 1924 Melivilu obtuvo la primera mayoría de los votos en Cautín, siendo elegido flamante diputado. Sería el primer político mapuche en llegar al Congreso Nacional, una verdadera hazaña para la época. Su labor en la Cámara estuvo inspirada por la defensa de sus “hermanos de raza”, los mismos que incluso financiaron parte de su campaña.
Francisco Melivilu fue un activo colaborador de los diarios Austral y La Mañana de Temuco, publicando artículos y cartas donde denunciaba con vehemencia el despojo de las tierras mapuche por parte de colonos extranjeros, industriales del trigo y sociedades colonizadoras privadas de turbios antecedentes.
Así lo hicieron la Sociedad Caupolicán y la Federación Araucana, por aquel entonces las dos principales organizaciones mapuche. "Se ha resuelto que todos los indígenas de Chile contribuyan con $1 cada persona para los trabajos de elecciones… ya que siendo mapuche este caballero, su candidatura tiene relación con todos los araucanos… y todos los mapuches están obligados a cooperar para que la raza dé un ejemplo público de sus nobles virtudes y por su verdaderos derechos como legítimos ciudadanos”. Tal fue el llamado realizado en 1924 por la Federación Araucana para respaldar a "El Paladín Demócrata" en las páginas del diario Austral de Temuco.
Y Melivilu no los decepcionó. De muestra solo un botón.
En junio de 1924, como integrante de la Comisión Permanente de Relaciones Exteriores, Culto y Colonización, le correspondió interpelar en el Congreso al ministro Galvarino Gallardo, ello debido a irregularidades en una concesión de tierras en la zona precordillerana de Llaima. En su enérgica exposición ante la Cámara de Diputados, Melivilu centró su atención en la tenebrosa figura de Luis Silva Rivas, empresario que se hizo rico vía concesiones de tierras fiscales e impunes asesinatos de mapuche. Llaima no sería un territorio desconocido para Melivilu: allí terminaría radicada parte de su propio linaje tras ser expropiadas, en 1929, las tierras de su reducción de origen en Maquehue para emplazar allí el Estado la Base Aérea del mismo nombre. De los fértiles campos en los alrededores de Temuco a los escoriales del Llaima para beneficio del "progreso regional".
Pues bien, al Llaima arribó también, pero mucho antes, en 1905, la Sociedad Colonizadora Silva Rivas, a quien el estado adjudicó por Decreto Supremo una superficie de ¡188.000 hectáreas! para poblar con colonos provenientes de Europa y Norteamérica. Sus dominios abarcaban todo el territorio entre Cunco por el Poniente, el lago Colico por el Sur, el límite con Argentina por el Oriente y por el Norte todo el valle del Truful Truful y sus afluentes, incluyendo el volcán Llaima. Pero todo trataba de una estafa. Así lo denunciaba el diario Austral en su edición del 24 octubre de 1916: "Testigos son nuestros lectores de que ninguno de esos concesionarios ha pedido selvas vírgenes para llevar a la prácticas su promesa de colonización; todos han puesto el ojo y el pie en los terrenos cultivados con el sudor y el sacrificio de miles de indígenas que han sido arrojados al camino público ante la impasividad, cuando no con la tolerancia y complicidad, de los funcionarios responsables".
Es precisamente lo que Melivilu denunció en su interpelación.
“En mi hermosa provincia se han hecho escandalosas concesiones de tierras a ciertos señores que decían que iban a colonizar y que se han quedado con las tierras. Uno de estos caballeros, el señor Luis Silva Rivas, vinculado según me dicen a las mejores familias de Santiago y a distinguidos políticos, con buenos y malos títulos tiene una cantidad de 4o mil hectáreas que debían ser de cordillera, pero son terrenos planos, perfectamente planos", expuso el diputado. "Lejos de haber sido colonizadora, esta concesión ha sido despobladora porque el señor Silva Rivas no contento con lo anterior ha ido a quitarles el terreno a los mapuches que viven allí y tienen la desgracia de colindar o estar metidos en sus extensas propiedades. Y no solo los molestan, sino que los atropellan con la fuerza de Carabineros, les queman sus casas y enseguida los mandan presos para beneficio de estos especuladores. Yo solamente voy a pedir al señor Ministro que de una vez por todas termine con esta odiosa tiranía”, expuso Melivilu. “Estos mapuches han adquirido esas tierras por el mejor de los títulos: por haberlos ocupado, trabajado y defendido sin interrupción alguna durante siglos”, cerró entre los aplausos del hemiciclo.
El diputado Melivilu murió el 30 de junio de 1932 víctima de tuberculosis. Le sobrevivieron su viuda, Olga Serani, y su hija Ana Luisa Melivilu Serani, a quienes el año 1933 y vía una ley del Congreso el presidente Arturo Alessandri Palma otorgó una pensión por los destacados servicios prestados por su esposo al país. Mis respetos para él y su legado.
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