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Un aporte al debate


El libro de Pedro Cayuqueo no es en rigor un trabajo historiográfico, no obstante, su perspectiva histórica resuena de principio a fin. Si bien el autor es periodista -y no hay crítica develada por aquello- la literalidad de su texto construye y difunde una mirada temporal-espacial que interpela a la sociedad hegemónica chilena, e ironiza además de denunciar el racismo chilensis, el abuso de poder a partir de las redes de la colonialidad vigente, discriminación, violencia y represión vivida por el pueblo Mapuche en urbes y comunidades -lof- , paradójicamente en tiempos “democráticos”.

Este trabajo, como definición inicial, es expresión palpable de lo que podríamos denominar lógica invasiva: el pueblo chileno, como expresión retórica y solapada de las élites republicanas, que han diseñado el entramado que por décadas ha invisibilizado a los pueblos originarios en general y al Mapuche en particular, cuestión que se traduce de manera endémica

en maltrato, despojos, violencia, pauperización y negación histórica hacia peñis y lamngen.

Cayuqueo lo expresa con claridad en situaciones como la referida a la profesora que le pregunta si no tiene problemas con la bandera chilena, y el raudamente le responde “ninguno... son ustedes los que al parecer tienen problema con la mía”.

Ahora bien, junto con concordar con las palabras de Pablo Vergara, editor general de The Clinic, respecto de que este texto poseen un ritmo que condensa velocidad y dramatismo, a la hora de transformar en crónica “los juicios, la huelga de hambre, los muertos, las acusaciones del terrorismo...”, considero que estas crónicas posee al menos tres fortalezas más que hacen de ella un aporte al debate y al proceso de autoafirmación e interpretación de la historia nacional Mapuche, desde sus propios protagonistas.

El primer aspecto a relatar en estas líneas es la mirada que el autor hilvana del pueblo Mapuche “desde dentro” podríamos decir. En crónicas como “No nos vengan con cuentos”, “Aún somos, aún estamos”, “Ser Mapuche hoy” o “Mapuches del mundo, uníos”, Cayuqueo propone una metodología para descifrar los códigos Mapuche contemporáneos que permiten aproximar al lector a la comprensión panorámica de la situación de derrota, asimilación y/o empobrecimiento material y cultural Mapuche, en contextos de Estado Nacional, ceñido por la máxima brutal de que “Todos somos chilenos”.

Los Mapuche, a partir de la historia post reduccional y de la diáspora sufrida desde el siglo pasado, han ido conjugando nuevos procesos convivenciales y resignificación de la cultura y el kimvn en ciudades, espacios ajenos y hostiles por antonomasia para estos hombres y mujeres: en palabras del autor hacer “de Temuco nuestro Santiago”.

El segundo punto a considerar es el que permite leer en el libro de Cayuqueo la mirada de un periodista y escritor Mapuche de la otredad, de la alteridad chilena. En este orden argumental, el libro presenta varias crónicas que podríamos calificar de notables, tales como “Chile, el mundial y los Mapuches”, “Villegas y tolerancia cero”, "La fábula del terrorismo Mapuche”, “Qué feo, estimado Amaro” y “The chilean way” entre varias que apuntan a la concepción chilena respecto de los Mapuche y su articulación política–cultural como Pueblo-Nación.

Al respecto, podemos entroncar este análisis con el accionar del Estado chileno para con los Mapuche: invasión militar; guerra de exterminio; reducción de los Mapuche sobrevivientes; leyes de “radicación” e instituciones estatales asimilacionistas, entre otros; todas estas instancias, son reflejo de una tendencia histórica que no ha cesado. Los presos políticos Mapuche, las huelgas de hambre que han llevado a efecto, la militarización de los territorios y la judicialización del movimiento, son evidencia clara de lo anterior.


Los tres puntos antes descritos, más el valor denuncial-informativo del trabajo de Cayuqueo, hacen de este libro una proposición de sentido que da cuenta de una vertiente de pensamiento Mapuche reciente, bastante fecundo y reconocido en ámbitos académicos e investigativos dentro y fuera de Chile.

En tercer lugar, creo que resuenan crónicas que permiten cartografiar la ruta del diálogo (o no diálogo) entre Mapuche y No Mapuche hoy por hoy en Chile. Pedro Cayuqueo logra identificar los interlocutores y la lógica de razonamiento desde uno u otro sitio. Entre otras crónicas que se circunscriben dentro de este comentario, se encuentran “Diálogo (inconcluso) en- tre un Mapuche y un taxista”, “¿Indio bueno, indio muerto?” o “Chilenos y Mapuches, con tarea para marzo”.

Sin duda que el ejercicio de vislumbrar estos circuitos dialogales es complejo, en gran medida, porque es mínimo o lisa y llanamente nulo. Los chilenos creen saber mucho acerca de los Mapuche; en Santiago hay personas que reproducen los mitos y prejuicios decimonónicos que hablan de “indios malos en tierras buenas”.

Por último, indiquemos que los tres puntos antes descritos, más el valor denuncial-informativo del trabajo de Cayuqueo, hacen de este libro una proposición de sentido que da cuenta de una vertiente de pensamiento Mapuche reciente, bastante fecundo y reconocido en ámbitos académicos e investigativos dentro y fuera de Chile.

Cuando el autor ser refiere a “El Mercurio: un viejo conocido”, “Los Mapuche, Irak y un delirio” o “Presidente Piñera, hágame caso” está consignando directa y frontalmente que su libro es un instrumento Mapuche que -esto se debe comenzar a discutir- insta a vivir el siglo XXI trabajando por la unidad del pueblo, legitimando instancias -discutible, insisto- de participación como la Corporación Enama: una institución que emerge desde parámetros neoliberales, con anclaje en conceptos como emprendimiento, mercado e innovación. Sin duda que este punto es polémico, cierra el libro y es inmediatamente punto de partida de respuestas a esta postura.

El nütram, epw, ülkantun y/o kimvn, en perspectiva identitaria, apelan a reivindicar y movilizar las fuerzas y utopías de un pueblo estigmatizado por los medios de comunicación y los gobiernos de turno, asesinados, perseguidos y encarcelados, evocando el consabido y manoseado “Estado de derecho”, la “convivencia democrática” y la “unidad nacional”. A partir de estas indicaciones, este libro brinda coordenadas que promueven una necesaria discusión acerca del futuro Mapuche, de su movimiento, gente y reivindicaciones.



Por Pedro Canales Tapia





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